La industria turística, “la industria que no contamina”. En las últimas dos décadas muchos países han enfocado esfuerzos en incentivar esta fuente de ingresos que poco habían explotado, con muy buenos resultados en la mayoría de veces, y no tan afortunados en otras.
De manera ilustrativa, traeremos a colación dos casos fallidos que han sido muy sonoros.
Oficina nacional de turismo de Suecia y Twitter: La oficina nacional de turismo de Suecia le cedía semanalmente el uso de su cuenta oficial a personas del común, no vinculadas con dicha oficina, para que compartieran por ese medio sus experiencias. En junio de 2012, la persona que recibió la cuenta empezó a generar polémicas, invitando a responder preguntas sobre temas tan delicados como el judaísmo, política y demás. El efecto negativo perduró por poco más de un año.
La aerolínea australiana Qantas y Twitter: En noviembre de 2012, Qantas lanzó el hashtag #QantasLuxury, con el propósito de que sus usuarios compartieran sus experiencias de lujo con la aerolínea. Pero no contaban con que en esos días hubo varias cancelaciones en los vuelos, a lo que los usuarios, en cuestión de minutos, aprovecharon el hashtag para desahogarse y contar sus malas experiencias.
Y para equilibrar energías, compartimos también campañas exitosas:
#boleynisBack: Considerada la mejor campaña de marketing turístico en redes sociales de 2018, de acuerdo con el jurado de la World Travel Market (WTM). Esta campaña consistía en utilizar a una actriz caracterizando a Ana Bolena, recreando su recorrido para su ejecución en la torre de Londres, y sacándose selfies en varias partes de dicho recorrido y publicándolas en redes sociales. La campaña tuvo 1,5 millones de visualizaciones.
Estado indio Madhya Pradesh: Esta campaña, favorita por el público de la World Travel Market (WTM) 2018. El atractivo de esta campaña consistió en que a través de redes sociales, se le pidió a los viajeros que subieran fotos tomadas en Madhya Pradesh. Se recolectaron más de 40.000 imágenes, muchas de las cuales se utilizaron para hacer una secuencia animada, en concordancia con una canción muy pegajosa.