En la última década, el periodismo mediático o cuarto poder se ha convertido en una actividad cuestionable. La proliferación de fake news dentro de las plataformas digitales y redes de comunicación ha permitido que las audiencias consuman información falsa o no verificada. Además, de crear un círculo de desinformación social en cuestión de minutos.
Actualmente, el papel del periodismo de calidad es un reto para los que ejercen esta labor. La ética, la verdad y el profesionalismo deberían ser los valores centrales para la transmisión de información. Sin embargo, es evidente que tanto medios de comunicación como periodistas han hecho caso omiso a este principio. Asimismo, el impacto político ha influenciado parcialmente en las decisiones de quienes lideran los comunicados informativos, no es un secreto que existen alianzas entre extremos políticos y medios digitales o escritos.
Los discursos políticos son dominados por las emociones, es decir, hacen referencia a todo acto de manipulación, promesas falsas, engaños electorales o ideales extremos que plantean los candidatos. Un ejemplo de ello, fue la campaña electoral del expresidente Donald Trump que en un artículo de la Federación Internacional de Periodistas menciona que “Según la web Politifact, el 70% de las declaraciones electorales de Trump eran falsas o grandes mentiras”. Del mismo modo, un estudio realizado por estudiantes universitarios de los países España, Brasil y Portugal afirma que “el 74% de los encuestados reconoce que la prensa rosa es objeto de noticias sin veracidad; le siguen, por este orden las relacionadas con política internacional (54%), otras noticias sociales (53,7%), sucesos y catástrofes (34%) y finalmente las englobadas en ciencia y tecnología (18%)”.
Por otro lado, la seguridad y protección de los periodistas se pone en juego. Hablar desde la verdad ha sido un signo de alarma y censura para todos los líderes sociales, incluso solo ha provocado amenazas y la vulneración de sus derechos humanos. Entonces, ¿si la profesión nace con un fin objetivo, estamos hablando de un retroceso?
Cabe resaltar, que la audiencia cumple un rol importante en la recepción de información. La población juvenil ha logrado disminuir la difusión de contenidos falsos o poco verídicos, puesto que, su participación activa en las redes sociales les ha facilitado la compresión profunda y elección de contenidos periodísticos o investigativos de calidad. No obstante, la mayor parte de la comunidad aún consume fake news y a través del voz a voz las multiplican en su entorno social.
En conclusión, las noticias falsas son parte del círculo de desinformación social que se ha generado con el tiempo. Es compromiso de los periodistas, la sociedad y los medios de comunicación cambiar la manera de creación y trasmisión en los comunicados de prensa o piezas informativas; bajo los principios éticos y morales que rigen en las sociedades y sus formas de pensamiento.
Por: Yolanda De La Cruz
Referencias
- Catalina-García, B., Sousa, J. P., & Sousa, L. C. S. C. S. (2019). Consumo de noticias y percepción de fake news entre estudiantes de Comunicación de Brasil, España y Portugal. Revista de comunicación, 18(2), 93-115.
- https://www.ifj.org/fileadmin/user_upload/Fake_News_-_FIP_AmLat.pdf