Sebastian Bullorini, CCO De la Cruz – Ogilvy
¿“Glowing Relief” debería ser un ejemplo global para la categoría pharma?
Creo que “Glowing Relief” es un buen ejemplo de hacia dónde puede evolucionar la creatividad en pharma. Nace de un problema muy concreto en Puerto Rico: una red eléctrica extremadamente frágil, apagones frecuentes, una de las poblaciones más envejecidas del mundo, y miles de adultos mayores que dependen de medicación diaria.
A partir de ese contexto, trabajamos en una solución que asegura que, en el instante en que todo se apaga, la información crucial para el paciente siga claramente visible. “Glowing Relief” no se construye como una campaña alrededor del producto, sino como el propio producto transformado en experiencia de marca y en herramienta de seguridad. Si este proyecto ayuda a que más marcas y agencias exploren innovaciones centradas en el paciente, puede funcionar como un referente dentro de la categoría.
¿Qué elementos creativos fueron clave para que “Glowing Relief” destacara frente a otras campañas?
Diría que, ante todo, una idea clara y conectada con la realidad del país: hacer que la información crítica del paciente brille en la oscuridad, justo en el momento en que más la necesita.
A eso se suma la decisión de trabajar directamente sobre la etiqueta del medicamento, regulada por la FDA y normalmente tratada como un espacio intocable, y convertirla en el lugar donde ocurre la innovación. Y, por último, diseñarlo todo para que funcione con las mismas impresoras, con el mismo flujo de farmacia y con el mismo empaque, lo que hizo que la idea no sólo fuera sólida creativamente, sino también posible de implementar en la práctica.
¿Hubo algún desafío particular durante el proceso de creación o producción que marcara la diferencia?
Sí, hubo dos grandes desafíos. El primero fue técnico: encontrar un barniz luminiscente que fuera seguro, duradero, legible para adultos mayores, que cargara con luz natural o artificial y que mantuviera el brillo durante el tiempo promedio de un apagón. Llegar a la formulación correcta requirió múltiples pruebas hasta lograr el equilibrio entre visibilidad, seguridad y resistencia.
El segundo fue regulatorio. Tuvimos que trabajar dentro del marco de la Ley de Farmacia de Puerto Rico y de las regulaciones de la FDA, respetando al detalle la estructura de la receta y toda la información obligatoria en la etiqueta. Lograr que se aprobara como una mejora de empaque, cumpliendo todas las exigencias, fue clave para que la solución pudiera implementarse de forma responsable y sostenible.
¿Qué significa para ustedes haber ganado el Grand Prix y otros metales en Luum Awards 2025?
Para nosotros, el Grand Prix y los otros metales en Luum tienen un significado especial porque se trata de un festival centrado en el impacto positivo. Que un jurado internacional reconozca una innovación nacida de un problema tan local como los apagones y el envejecimiento de la población en Puerto Rico demuestra que la creatividad puede convertirse en una herramienta real de salud pública.
Al mismo tiempo, lo sentimos como una responsabilidad: confirma que es posible generar resultados de negocio, construir marca y, a la vez, mejorar la seguridad con la que los pacientes toman su medicación. Y para el equipo es un gran impulso para seguir apostando por ideas que nacen de la empatía y terminan en soluciones concretas.

¿Qué consejo darían a otras agencias o marcas que buscan generar impacto positivo a través de la creatividad?
Diría que lo más importante es empezar siempre por la realidad y no por el formato. Antes de pensar en una campaña, una pieza o una plataforma, hay que entender de verdad qué le está pasando a las personas, dónde está el dolor, la tensión o la inequidad que vale la pena abordar. Cuando el problema es real y está bien definido, la idea ya nace con otra profundidad.
También creo que el impacto positivo no se construye en soledad. Es clave acercarse a quienes están todos los días en contacto con esa realidad: organizaciones, comunidades, profesionales, equipos internos. La creatividad suma mucho más cuando se mezcla con el conocimiento de la gente que vive el problema de cerca.
Y, por último, el impacto tiene que ser posible en el mundo real. No se trata sólo de tener una gran idea para un caso de estudio, sino de que esa idea pueda implementarse, sostenerse en el tiempo y realmente mejorar algo, por más pequeño que parezca. Para mí, ahí es donde la creatividad deja de ser discurso y se convierte en cambio.








