Lo que extraño de lo de antes. Y lo que no.

Lo que extraño de lo de antes. Y lo que no.

Dallas, United States of America. Aldo Quevedo, Principal  Creative Director en Lerma.

¿Te acuerdas de cuando se filmaba en Los Ángeles, y la agencia se quedaba en el Shutters de Santa Mónica? ¿Te acuerdas cuando se filmaba? ¿Recuerdas los viajes de tres horas de ida y otro tanto de vuelta, para estar en una reunión de nuevos negocios que duraba noventa minutos? ¿Te acuerdas cuando tenías que ponerte pantalones para estar en una junta con el CMO? Yo no.

Ha pasado tanto tiempo y tantas cosas, que parece que todo eso sucedió hace diez años. En realidad solamente han sido cinco meses, pero se sienten como años de perro, ¿no? Siete por cada uno que vivimos los humanos. Y hemos tenido que adaptarnos a lo que hay para poder seguir adelante. Tanto así, que en este momento lo de antes suena tan lejano, tan imposible y tan fuera de este mundo, que no sé si deberíamos volver a eso, aunque pudiéramos.

El negocio de la publicidad cambió mucho antes de la pandemia, se hizo más rápido, más eficiente y más data-driven que nunca. Las tácticas y las tecnologías de moda reemplazaron a las ideas, la promo lo era todo, ¿Y la conexión emocional? Nada.

La pandemia ha obligado a las marcas a reestablecer una relación con la gente (dejemos de llamarles consumidores, por favor). Ahora que la gente no puede verse en persona, ahora que lo que se extraña es un abrazo, las marcas pueden y deben ayudar a aliviar esa tensión. Y eso está muy bien.

Por eso, creo que pensar en volver a lo de antes debería sonar tan lejano, tan imposible, tan fuera de este mundo.

De hecho, las marcas no son las únicas que necesitan estar más cerca de la gente. He notado en las reuniones internas o con clientes, que hay más humanidad, más entendimiento y más calidez que antes. Y eso que son por Teams, frente a la computadora. Tal vez sea porque nos podemos asomar a la casa de todos, porque podemos ver que el gato se sube a la mesa, o porque vemos a una niña de ocho años entrar y darle un beso a su papá, el Director de Digital Strategy de la agencia.

Eso, es algo que no se nos puede olvidar cuando salgamos de esta.

No sé si te pasa lo mismo, pero incluso a nivel personal he reconectado con amigos y familiares que no había visto en años, todo esto gracias a Zoom y Messenger Rooms. Y me pongo a pensar, la tecnología para poder hacer una video llamada ha estado ahí por años, seguramente se me había olvidado. ¿Será que tenía que pasar esta gran calamidad mundial para recordarnos volver a nuestras raíces y ser más humanos? Como dicen, todo en esta vida trae una oportunidad para aprender, y vaya lección que nos ha tocado.

Cuando podamos volver a la agencia, cuando podamos volver a abrazar a otros para festejar, cuando volvamos a pensar en ideas, no volvamos a lo de antes.

Recordemos todo lo bueno que hemos aprendido durante estos meses, y olvidemos lo que desvía nuestra atención a lo importante: la idea como centro de todo, como punto de partida y como destino final. La relación emocional como resultado de esa idea, y lo divertida que puede ser la publicidad, si no se nos olvida.

Lo que más voy a extrañar de estos momentos, es no tener que usar pantalones para esa junta con el CMO.

 

 

Colaboración de Aldo Quevedo / Principal, Creative Director en Lerma.